¿Qué trae la creación del nuevo Banco Asiático, el BIIA?
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Fernando Reyes Matta
No fue menor la pregunta que circuló a comienzos de esta semana en los flujos informativos económicos mundiales: ¿finalmente, se unirá Estados Unidos al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, BIIA, promovido por China? Los rumores tomaron forma cuando el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, de visita en Pekín, aseguró que Estados Unidos "está deseando cooperar" con la nueva entidad. Por cierto, ello no significaba querer sumarse como miembro fundador al nuevo banco, pero fue una declaración de tono distinto a las que se habían escuchado previamente en Washington cuando China anunció la idea.
Lo que ha ocurrido en los últimos dos meses en relación a las adhesiones a este nuevo banco es de trascendencia profunda. Es señal de que hay cambios reales en el orden mundial y ante eso, países como el nuestro, les cabe seguir el proceso con ojo muy atento.
Lo que empieza a quedar atrás es el sistema financiero internacional creado en Bretton Woods a fines de la Segunda Guerra Mundial: de allí surgieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sede en Washington. Pero estos ya no responden a las demandas de los países emergentes – sobre todo en su cuota de participación en las decisiones dado el nivel de sus contribuciones – como tampoco satisfacen las condiciones de fluidez en los préstamos que requieren los países en desarrollo de Asia y otras regiones para incrementar sus infraestructuras. Por eso China, tras esperar cinco años que se cumplieran las decisiones del G20 para cambiar los porcentajes de votación en tales entidades, decidió dar el salto a un nuevo escenario: promover la creación de otras entidades financieras. Por una parte, la cumbre de los BRICS en Brasil anunció la puesta en marcha de un banco propio para protegerse ante nuevas crisis globales. A ello, también con respaldo chino, se sumó la instalación de un Fondo de apoyo a la nueva Ruta de la Seda. Y, en paralelo, China llamó a crear el BIIA , que por su carácter y peso estratégico ha generado el mayor revuelo.
Al cumplirse este martes la fecha para solicitar la adhesión al BIIA como socio fundador ya eran 45 los países registrados en tal categoría. De América Latina, Brasil anunció que se sumaba al grupo fundador, si bien no dio a conocer cuál será su aporte. El nuevo banco asiático se constituirá con un capital inicial de US$ 50.000 millones, donde el peso principal lo tendrá China y está programado que entre en funciones antes de fin de año.
Pero cabe preguntarse: ¿qué llevó a Gran Bretaña, a pesar de las presiones recibidas desde Washington, a sumarse al BIIA? ¿Cuáles fueron los criterios que pesaron en Alemania, Francia, Italia, Suiza y Dinamarca a seguir la misma ruta? Lo que ha ocurrido en estos días puede ser un punto de inflexión en el devenir de las próximas décadas. En Londres, un portavoz del primer ministro, David Cameron, dio un argumento contundente: "Pensamos que es de interés nacional para el Reino Unido" Y agregó al ser interrogado frente a las molestias que ello produciría en Estados Unidos: "Habrá ocasiones en que tomaremos un enfoque diferente".
En ese par de frases hay dos claves importantes. Por una parte, que el interés nacional contemporáneo de un país está determinado por la diversidad de sus relaciones, donde ya resultan obsoletas las adhesiones absolutas a un solo centro de poder. Y la interacción de esos intereses va generando un panorama internacional más dinámico que reclama nuevas imaginaciones diplomáticas. Por otro lado, que veces habrá coincidencias y a veces no, pero que ello no implica rupturas con unos o con otros. En suma, diálogos diversos con respeto mutuo.
América Latina debe asumir esta realidad e impregnar a sus instituciones -como CELAC y otras- de una visión contemporánea, más abierta al siglo XXI y a las nuevas oportunidades que se están configurando. ¿ No sería hora, por ejemplo, que los Bancos Centrales de la región tengan su propia reunión donde tomen posiciones y diseñen estrategias frente a los nuevos escenarios del devenir financiero mundial?